Rafaela Mardaras, fundadora de Biodimar, construyó lo que ahora son nuestros herbolarios, muy poco a poco y con mucho esfuerzo. Desde siempre estuvo en contacto con la naturaleza por su relación con el trabajo en el campo, y siendo muy joven invirtió un gran esfuerzo para hacer estudios naturistas. Para llevarlos a cabo tuvo que compatibilizar la familia y el trabajo con el tiempo de estudio hasta acabarlos. Sin embargo, no fue hasta diez años más tarde de haber realizado estos estudios, en 1979, que la casualidad le impulsó a abrir una pequeña tienda-herbolario en Cabezón de la Sal.
Este herbolario, que abría únicamente por las tardes para compaginar con su otro trabajo, fue el punto de partida de lo que somos ahora. En aquel momento, debido a la situación en España y del sector en general, se trabajaban muy pocos artículos. Estaban permitidos y extendidos el uso de infusiones, aceites esenciales, polen, levadura de cerveza y dos tipos de jarabes herbales.
Fue a finales de los 80 y principios de los 90, cuando se abrió el mercado dietético y ecológico y se empezaron a traer todo tipo de alimentos, hierbas en comprimidos, extractos y otras presentaciones, y artículos relacionados con la suplementación.
En 1992, el éxito que generaba la primera tienda y la demanda que existía en Torrelavega, animó a Rafaela a abrir otra tienda en esta localidad. Existían las dudas que siempre acompañan a la apertura de un nuevo negocio pero, finalmente se tomó la decisión, que fue un acierto. Cuando se abrió la tienda de Torrelavega, el mercado dietético y ecológico ya estaba abierto en nuestro país, y además la calidad del servicio hacía que el tránsito en esta tienda fuera constante.
Siempre enfocada en mejorar, se introducían nuevas marcas y productos desconocidos en la zona hasta la fecha.
Finalmente, en 2003 abrió el herbolario de Santander, con la idea de tener un punto de encuentro más con la gente interesada por la ecología y el naturismo. La decisión, una vez más fue difícil pero positiva, siendo hoy una tienda consolidada.
En su camino, Rafaela se rodeó de personas que le ayudaron con el trabajo en los herbolarios, construyendo, poco a poco un equipo de trabajadoras que se ha mantenido en el tiempo. Nely, Azucena, Eva o Carmen, son nombres que nuestros clientes siempre recordarán, pues se han encargado de estar detrás de esos mostradores durante décadas.
Ahora, van surgiendo nuevos nombres, trabajadoras que aprendemos de nuestras antecesoras y que continuaremos con el mismo espíritu con el que Rafaela creó Biodimar.